
Alfonso López Quintás
Al descubrir, por experiencia propia, las doce fases de nuestro desarrollo personal, advertimos que nuestra posibilidad de encontrarnos de veras con realidades que nos ofrecen posibilidades de crecimiento depende de nuestra actitud de generosidad. Esta experiencia es la que inspira los procesos de éxtasis. Si nos encerramos, por egoísmo, en nosotros mismos, bloqueamos nuestro desarrollo y anulamos nuestra personalidad. Esa cerrazón destructora da lugar a las temibles experiencias de vértigo. Ha llegado el momento de analizar cuidadosamente estos dos procesos opuestos: el de vértigo y el de éxtasis.
