Tesinas
1 jun 2010
El futuro de la humanidad se fragua en la familia. Por consiguiente, es indispensable y urgente que todo hombre de buena voluntad se esfuerce por salvar y promover los valores y exigencias de la familia. Estas palabras escritas por S.S. Juan Pablo II, en la exhortación apostólica Familiaris consortio, en noviembre de 1981, precedidas de estas otras: “La familia, fundada y vivificada por el amor, es una comunidad de personas: del hombre y de la mujer esposos, de los padres y de los hijos, (…). Su primer cometido es el de vivir fielmente la realidad de la comunión con el empeño constante de desarrollar una auténtica comunidad de personas.”, nos ponen en la base sobre la cual hemos realizado este trabajo: De la soledad a la comunión.
Habría que empezar haciendo una definición del concepto persona, y nos preguntamos ¿qué es el hombre? Y de entre las muchas cosas que podemos decir, lo más importante es: un individuo que necesita ser amado y amar.
La clave está en el amor, lo que no significa que la racionalidad tenga su sitio, los deseos tengan su sitio, los sentimientos tengan su sitio. Nos decía el profesor Eduardo Ortiz en un curso del Máster de Pastoral Familiar que “no hay persona sin personas”. Esta afirmación es clave, y al hablar de la familia como comunión de personas aclaró que este término proviene de la teología, la tradición cristiana ha sabido integrar la filosofía griega, el derecho romano y la religión judía, haciendo una síntesis maravillosa y original, nueva sobre lo que es la persona. Por tanto la persona es un concepto que se elabora en la teología cristiana, fundamentalmente preguntándose quién es Dios y quién es Cristo, y de ahí la dificultad de que la filosofía que siempre ha indagado en esta cuestión, no ha dejado nunca de reflexionar sobre esta pregunta, pues se encuentra siempre con el misterio.
El misterio es lo que provoca constantemente a la filosofía a reflexionar, porque es lo que está más allá de la racionalidad, lo que es muy difícil atrapar en sus conceptos, y por lo tanto no se puede definir, eso es lo que pasa con el hombre. Tenemos esas palabras de S. Agustín: “cuando crees tener al hombre entre tus manos... se te escapa”. Esto es lo que pasa también con este tema, que nunca acabamos de profundizar lo que es la comunión de personas.
Al decir que no hay persona sin personas, vemos que no hay personas sin amor. El que una persona nazca, sea el fruto de otras personas quiere decir que no hay personas sin amor, porque el amor es interpersonal, la persona y el amor se corresponden. Podemos decir por lo tanto que no hay personas sin la familia, porque la familia es el primer ámbito del amor, donde realmente hay personas que se aman.