Sapientia Amoris

El amor principio de la acción cristiana

El amor principio de la acción cristiana

El amor principio de la acción cristiana

1 jul 2024

https://veritasamoris.org/es/el-amor-principio-de-la-accion-cristiana/

 Publicado originalmente en: J.J. Pérez-Soba – S. Kampowski (eds.), in collaborazione con E. Stefanyan, Lucerna pedibus meisPrudenza, amore e virtù. Saggi in onore di Livio Melina, Cantagalli, Siena 2021, 229-245.

  “Todo agente, cualquiera que sea, realiza todas sus acciones por algún amor”. Los comentaristas del Aquinate en general no han reparado en esta respuesta que es posiblemente la más breve de todas las que aparecen en la Summa Theologiae del Doctor Dominico. Su misma formulación lacónica no invita a la glosa y el lector apresurado acepta la afirmación sin más, desconociendo finalmente su contenido.

Es algo que ocurre con todo el tratado del amor que aparece en la I-II, que al estar inserto dentro de la parte dedicada a los afectos, por lo que se le ha comprendido como una pasión sensible no espiritual. Por eso, casi todos los estudios de estas cuestiones han partido de la perspectiva del amor natural hacia sí mismo, donde se aprecia el influjo de Pierre Rousselot con su teoría física. Indica sobre todo que no se ha visto desde lo que podía parecer más obvio desde la afirmación del Aquinate: la teoría de la acción. En casi todos los estudios, incluso los dedicados directamente a este punto, normalmente no se aprecia suficientemente la originalidad personal que el amor aporta. La perspectiva de este artículo es mostrar de qué modo es imposible hablar de acción humana sin poner el amor como centro de toda ella.

Esta conjunción es del todo necesaria para que el valor personal del amor quede en evidencia en la medida en que descubrimos el valor del amor como motor y guía de los actos humanos. Se ha destacado la clarividencia de Giuseppe Abbà al destacar la fuerza del término motus en el prólogo de la Summa como sinónimo de la acción humana que es temporal y explica el modo humano de recibir el don divino (la beatitudo). Desde la perspectiva del amor, esta recepción activa se aprecia mucho mejor en su especificidad respecto de un conocimiento meramente intelectual. Pero es necesario pensar en ese modo nuevo con que el amor hace ver las cosas.