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Fundamentos teológicos de la ética del cuidado: providencia y caridad

Fundamentos teológicos de la ética del cuidado: providencia y caridad

Fundamentos teológicos de la ética del cuidado: providencia y caridad

3 oct 2024

Con estos dos fundamentos -la providencia y la caridad- se puede explicar el cuidado más allá de la mera práctica o un maravilloso arte. El cuidado providente va más allá de atender las heridas y asistir al enfermo, pues contempla su vocación, su crecimiento, su ordenación a su plenitud. Así se comprenden adecuadamente los cuidados paliativos, más allá de evitar el dolor, como una escuela para el acto de morir santamente. El cuidado caritativo va más allá de conceder bienes al pobre, pues contempla sus vínculos desde la amistad con Dios, comprendiendo que hay que cuidar sus relaciones, que son sus fortalezas, iluminando la amistad como un fundamento sólido para el cuidado. Así, cuidar no solo es dar cosas, sino cuidar los vínculos que le sostienen y le permiten crecer. Cuidar se basará en una pastoral del vínculo, en lugar de una pastoral de beneficencia.

Gracias a la providencia y a la caridad, el cuidado de los frágiles y pecadores les permite levantarse, convertirse y caminar en santidad.

Gracias a este cuidado providente y caritativo, podremos decir que, en nuestras comunidades eclesiales, entra un pobre y sale un santo. Esta perspectiva ampliada del cuidado nos permite contemplar adecuadamente la misericordia que acoge a los frágiles y pecadores. No se trata de cubrir sus miserias con un manto de piedad, sino descubrir sus heridas, iluminarlas con la Palabra divina, sanarlas con los sacramentos, cuidarlas con la comunidad eclesial, para unirles a Dios. Cuidar se convierte en resucitar de entre los muertos, porque el Resucitado nos ha curado en los sacramentos. La vida sacramental es el cuidado de Cristo, Buen Pastor.