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La afectividad: una aclaración terminológica. Parte I

La afectividad: una aclaración terminológica. Parte I

La afectividad: una aclaración terminológica. Parte I

27 nov 2015

La fuerza más poderosa, psicológicamente hablando, en el hombre es la afectividad. Dice San Agustín: “Mi amor es mi peso. Hacia mi amor voy a donde quiera que voy”. Toda persona, que Juan Pablo II definió como un “ente con vida interior propia y específica, caracterizada por la racionalidad y llamada al encuentro con la verdad y a la realización del bien”, es una unidad irreducible y original; su personalidad se desarrolla en todas sus dimensiones, tanto corporales, físicas, psíquicas y espirituales: “Corpore et anima unus”. Una de las cuestiones que plantea con mayor fuerza la antropología es la integración de estas dimensiones humanas. Un papel clave en la solución de este problema lo desempeña la concepción que se tenga de la afectividad humana. Ser amado es el primer paso para que el hombre pueda reconocer su propia identidad. El hecho de ser un amor recibido nos abre al mundo de la afectividad cuyo estudio debe ser profundizado como un modo específico de verdad personal.