Resumen de tesina de Francisco Javier Martínez Rodríguez y María García Rivas

El genio femenino no sólo podemos considerarlo imprescindible para la sociedad, sino también para el sostenimiento de la propia familia.  

La mujer como esposa será el apoyo para el hombre pensado en el plan creador por Dios, una ayuda necesaria sobre las actividades creativas en principio indicadas como primera tarea para el varón.  

La mujer como madre, supone el testimonio contra el mundo hedonista y egocentrista, del bienestar y placer para sí mismo; son el ejemplo del acompañamiento diario (en noches intranquilas, en momentos tristes… siempre en condiciones adversas), de ternura, que es el amor expresado más allá de lo que pueda decir con palabras y que demuestra con sus caricias, sus miradas o su acompañamiento pese a los reproches que puedan recibir por parte de los miembros de la familia en un momento determinado de enfado, de entrega a los demás sin esperar nada a cambio (como don femenino recibido sin necesidad de educarlo, sabiendo que es necesaria esa entrega para el propio desarrollo del hijo y de la familia). La madre tiene tendencia a ver siempre a sus hijos como seres pequeños e indefensos y desea protegerlos.  

El carácter servicial, del don femenino, se muestra en la actividad laboral de la mujer tanto dentro como fuera del hogar, a través de las cualidades intrínsecamente femeninas como son el cuidado, ánimo, enseñanza, educación, asistencia, sensibilidad…  

La madre por sus propias cualidades femeninas, es el cimiento ideal para el conocimiento de Dios, a través del amor, gratuidad, esperanza, caridad…  

La ternura materna es el fundamento de toda la base educativa, suponiendo el inicio del razonamiento en el niño.