Un corazón que ve: el amor tiene sus propias razones

Juan de Dios Larrú

En el primero de los relatos de la creación que contiene el libro del Génesis aparece la luz como lo primero que Dios crea. La luz no es, por tanto, para la fe bíblica objeto de veneración cultual. El Sol y la Luna no son los ojos de la divinidad sino que son luminarias colocadas en la bóveda celeste por el Creador. La luz es invisible, pero es lo que permite que veamos y distingamos todo lo que nos rodea.