La familia y la transmisión de la fe

Juan de Dios Larrú

“Pues evoco el recuerdo de la fe sincera que tú tienes, fe que arraigó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y sé que también ha arraigado en ti” (2 Tm 1, 5).

En este versículo de la segunda carta de S. Pablo a Timoteo se encuentra como una breve síntesis de la cuestión de la transmisión de la fe en la familia. Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, Eunice, y de padre griego (Hch 16, 1), que Pablo conoció en Listra, es heredero de una profunda fe. La expresión “fe sincera” se utiliza en la 1Tm 1, 5 junto a estas otras dos “un corazón limpio”, y “una conciencia recta”.

S. Pablo exhorta a Timoteo en esta misma carta a perseverar en lo que ha aprendido y en lo que ha creído, teniendo presente de quiénes lo aprendió desde niño, cuando conoció las Sagradas Escrituras (2Tm 3, 14-15). Denomina de modo significativo a Timoteo “hijo querido” (a)gapht%=), “verdadero hijo en la fe” (1Tm 1, 1) ya que ha sido generado a la fe por Pablo que le ha conferido el bautismo y no dejará de animarle a combatir el buen combate de la fe (1Tm 6, 12) como buen soldado de Cristo Jesús, como atleta que corre hacia la meta (2Tm 2, 3.5)